Cuando uno está en tierra, las tormentas son más chicas. Siempre hay edificios que dejan ver sólo un poquito.
Pero en el campo abierto, en el mar o en el río, la percepción tiene otro ingrediente: la magnitud.
Los sonidos son cuadrafónicos y las luces vienen de todos lados. Realmente es conmovedor para quien puede apreciarlo porque te sentís en el medio del universo.
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